lunes, 15 de diciembre de 2008

TRANQUILIDAD


Tras pasar por terrenos abruptos y fuertes pendientes el río ha llegado a los valles y su corriente alberga mucha tranquilidad...

Es momento para admirar el paisaje y olvidarse de preocupaciones. Volver a echar mano de esas cosas que quedaron olvidadas en un baúl.

Quizás toca también hacer un formateo del cerebro para que desde cero vuelva a construir unas bases sólidas sobre las que levantar una mejor persona.

Y también hay muchas ganas de estar en casa calentito en el brasero dejando pasar las horas...

Y la vida sigue transcurriendo de fin en fin de semana. El resto del tiempo es rutinario e intrascente. Dormir mucho empieza a ser una solución ahora que puedo permitírmelo. Mi cuerpo se adapta a esa situación como a una droga y no quiero pensar en el día que deba de abandonarla. Los sueños me nutren de las carencias que percibo en esta celda en la que se han convertido cinco días. Y mi único enemigo deja pasar intervalos de diez minutos una y otra vez para hacerme volver a la realidad. El pobre ya ha perdido la esperanza, lo suyo es una guerra perdida de antemano. Sólo le mantiene en el campo de batalla el compromiso adquirido tras un apretón de manos...

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